sábado, 7 de marzo de 2015

Contes dels nostres països

A tutoria de 3rD, l'alumnat explica un conte del seu país a les companyes i companys.

En Jayson que és de República Dominicana ens ha presentat  les "Ciguapas" de les quals no en sabíem res. Aquí teniu un text que les presenta:


Origen: República Dominicana
Las ciguapas son extrañas mujeres salvajes que habitan en las montanas y poseen poder mágico. Son de tez morena, de ojos negros y rasgados, de pelo suave y lustroso, tan largo que es la única vestimenta de su cuerpo a la intemperie. En algunas regiones los campesinos dicen que son diminutas y de cuerpo desproporcionado; otros que tienen las piernas largas y delgadas; algunos afirman que son velludas y unos pocos que están bellamente emplumadas.
Todos sostienen sin embargo que tienen el rostro hermoso y  que son muy ariscas. Quizás las ciguapas más que bellas y ariscas, sean tristes, pues tienen los pies al revés y dejan huellas contrarias al rumbo de su destino... Estas criaturas son esencialmente nocturnas o prefieren las zonas oscuras de los bosques; cuando salen lo hacen en busca de frutas, peces o aves con los cuales se alimentan.
Nunca se ha oído hablar a las ciguapas; afirman que emite aullidos e hipidos cuando corren por los campos, y cuando saltan o duermen entre las ramas de los árboles. Cuentan que las ciguapas tienen un corazón cazador, y que salen por las noches de las serranías en busca de algún caminante nocturno al que embruja , ama y luego mata. Al decir de las leyendas las ciguapas tienen malas costumbres; estas salen de sus moradas a robar manteca y carne cruda de las cocinas, aunque afirman que les gusta el maíz y otros granos que se siembran en los conucos.
En algunas regiones han visto a las ciguapas cabalgar por las madrugadas en los llanos de las montanas, y las han descubierto haciendo trenzas en las crines y las colas de los caballos. Se dice que una ciguapa se atrapa un día de luna creciente con un perro jíbaro y cinqueño. No obstante, se añade que es preferible dejarlas en paz, pues es tan grande el dolor que sienten en cautiverio, que al final mueren de pena. Alguna vez se escucho la leyenda de un ser de los bosques llamado ciguapo. Era este un gallo vuelto de espaldas, con el lomo emplumado y el pecho con senos de mujer. Cuentan que su grito se asemeja al llanto de un niño, y que esperan terribles infortunios a la persona que se atreve a matar a una de estas aves. Si usted ve a una ciguapa, nunca la mire a los ojos para que no le embruje con su poder...
Con la colaboración de
Elvis Nicolas Garcia
Santo Domingo, Republica Dominicana
e-Mail: enicolas@tricom.net
Fuente:
Diccionario de Mitos y Leyendas - Equipo NAyA
http://www.cuco.com.ar/

Oi que és sorprenent aquest personatge de llegenda? Ens podria recordar les sirenes de la mitologia grega o a la deessa Diana, però els peus a l'inrevés són molt originals. 

Ara trobareu contes i narracions on apareixen aquest mítics personatges:




Un conte sobre Ciguapa:


LA CIGUAPA CAÍDA(Inspirado en EL ÁNGEL CAÍDO de Amado Nervo) 
por
Leibi Ng  

  Allá en la Cumbre, el frío se pegaba como una segunda piel de aves, piedras, bestias y árboles.    Cuando las cúspides alcanzaron las nubes, ella se precipitó en un torbellino de tierra y ramas.  Habría muerto, de no haber sido por la larguísima cabellera enredada entre las raíces salientes de inmenso roble a orillas de la carretera.  Sangraba tiñendo de rojo el paisaje, pero la gente pasaba indiferente frente a la moribunda. Hacía tiempo que habían perdido la capacidad de ver a las ciguapas.   El sol iluminaba con tierno afán luchando contra el frío y la neblina, dejó ver a Cristina, una niña que iba a buscar la leche para el desayuno. Sólo ella miró al otro lado de la autopista. Sólo ella se fijó en el cuerpo inmóvil.   Cristina sintió una inmensa pena por la ciguapa herida. La reconoció enseguida porque su mamá le había narrado las historias que se cuentan en nuestros campos de sus pies al revés y su melena larguísima. La socorrió.   No tuvo dificultad para cargarla, porque las ciguapas casi no pesan. 

   Al observar a su hija con la pobre ciguapa desmayada, la mamá de Cristina se alarmó:    -        ¡Cristina! ¿Qué pasó?    -        Yo no sé, mamá. Estaba a orillas de la carretera. ¡Vamos a curarla!      De inmediato la acostaron en la cama de Cristina. Le pusieron una almohada debajo de las rodillas para acomodar los pies volteados. Tenía un tobillo roto.      Lo primero que hicieron fue lavarle las heridas con agua hervida y jabón de cuaba. Entablillaron el tobillo y luego, poco a poco, le desenredaron los cabellos.  Dormida era realmente hermosa. Cristina estuvo a su lado todo el tiempo. 


     Un día, mientras la curaban, se despertó. Se quejó con un “jupido”. Así es como se llaman los sonidos de las ciguapas.     -        No tengas miedo. Somos tus amigas. – dijo Cristina,tranquilizándola.      Desde aquel día, la ciguapa se mostraba agradecida hablándoles de su gente y sus costumbres. Cuando las ciguapas se iban a casar, salían en noches de luna a cantar su última velada de independencia. Así fue como se perdió y se lastimó al caerse.      Cristina supo que el canto de las ciguapas hace que los hombres y mujeres que lo escuchan en el silencio del monte queden llenos de amor. 
     Los días pasaban y la ciguapa ya estaba sana. Empezaron a dar cortos paseos por los alrededores. 
     Apoyándose en el hombro de la niña, la ciguapa, vestida con un túnico de aliento de niño, daba cortos pasos como polichinela. Las risas de las dos se oían en la cocina, donde la madre enfriaba la leche desafiando el aire al pasar el chorro espumoso repetidas veces de un jarro a otro. 
     Un día Cristina regresó de la escuela y encontró la figura melancólica de la ciguapa, recortada a la luz del crepúsculo. 
               Cristina, tranquilizándola.      Desde aquel día, la ciguapa se mostraba agradecida hablándoles de su gente y sus costumbres. Cuando las ciguapas se iban a casar, salían en noches de luna a cantar su última velada de independencia. Así fue como se perdió y se lastimó al caerse.      Cristina supo que el canto de las ciguapas hace que los hombres y mujeres que lo escuchan en el silencio del monte queden llenos de amor.      Los días pasaban y la ciguapa ya estaba sana. Empezaron a dar cortos paseos por los alrededores.      Apoyándose en el hombro de la niña, la ciguapa, vestida con un túnico de aliento de niño, daba cortos pasos como polichinela. Las risas de las dos se oían en la cocina, donde la madre enfriaba la leche desafiando el aire al pasar el chorro espumoso repetidas veces de un jarro a otro.      Un día Cristina regresó de la escuela y encontró la figura melancólica de la ciguapa, recortada a la luz del crepúsculo.      -        ¿Qué te pasa? ¿Por qué tan triste?      -        Es que ya estoy sana y me tengo que marchar...      -        ¡No te vayas! Te puedes quedar por siempre con
                nosotras. 
                nosotras.      -       ¡Imposible! Mis hermanos y hermanas me llaman
               sin cesar. Mi 
               sin cesar. Mi futuro esposo me espera. Los escucho buscándome en las noches de luna. Siento el aroma de sus cuerpos en la brisa. Debo regresar.      -        Entonces – dijo ansiosa Cristina –, llévame
                contigo. No puedo 
                contigo. No puedo pensar en como será nuestra vida cuando te hayas ido. 
    El rostro de la ciguapa se iluminó. Empezaron a brincar de alegría, mas de repente, como si un rayo de entendimiento las hubiera atravesado, se sentaron, de nuevo mirando el suelo. 
    El rostro de la ciguapa se iluminó. Empezaron a brincar de alegría, mas de repente, como si un rayo de entendimiento las hubiera atravesado, se sentaron, de nuevo mirando el suelo.     -        No puedo dejar a mi mamá. Soy lo único que ella tiene. Me envía a la escuela para que estudie y sea alguien. Yo sé que ella anhela que yo me gradúe.      La ciguapa la miró comprensiva. La valiente niña a quien debía la vida, estaba atada por el más poderoso lazo: el del amor de madre.      La ciguapa la miró comprensiva. La valiente niña a quien debía la vida, estaba atada por el más poderoso lazo: el del amor de madre.     -        ¿Crees que a tu mamá le gustaría conocer el reino de las ciguapas?     Cristina sintió su corazón palpitar más rápido. La
ciguapa exclamó: 
     - ¿Sabes que viajo dando saltos? – a lo que Cristina asintió y de inmediato fue rodeada por el abrazo de su amiga. La ciguapa brincó tan alto que fue directo a la cima de la montaña. Allí dejó a Cristina, aspirando el más dulce de los aires, mirando el más hermoso paisaje y escuchando la canción del viento. Después, bajó de nuevo y sonrió al ver a la madre de Cristina con una expresión en el rostro que demostraba la dicha y el dolor mezclados, la realidad y la esperanza. 
ciguapa exclamó:      - ¿Sabes que viajo dando saltos? – a lo que Cristina asintió y de inmediato fue rodeada por el abrazo de su amiga. La ciguapa brincó tan alto que fue directo a la cima de la montaña. Allí dejó a Cristina, aspirando el más dulce de los aires, mirando el más hermoso paisaje y escuchando la canción del viento. Después, bajó de nuevo y sonrió al ver a la madre de Cristina con una expresión en el rostro que demostraba la dicha y el dolor mezclados, la realidad y la esperanza.     -        ¿Dónde la llevaste? – preguntó.     -        A mi casa. Ahora quiero que vengas conmigo.     
La abrazó con cuidado y de nuevo brincó como sólo lo hacen las ciguapas. Juntas se perdieron en el mundo de la magia y el misterio de nuestros montes. 
(Pertenece a la colección del libro Secreto de Monte, cuentos juveniles sobre ciguapas)

LEIBI NG nació en Santiago, República Dominicana (1954). Desde los 6 años reside en Santo Domingo. Hija de un inmigrante cantonés y de una serrana de San José de las Matas. Inicia su actividad profesional en el área de la Literatura Infantil a partir de su inserción en el equipo de trabajo de la primera revista infantil de su país: TOBOGAN. Allí, como directora, escribe, edita y publica durante cuatro años de gran actividad. Durante este tiempo se implementa la Biblioteca Juvenil Tobogán. Miembro fundador del Grupo de Literatura Infantil Pedro Henríquez Ureña. Coordinadora del Círculo Dominicano de Escritores para Niños y Jóvenes. Participó en la obra colectiva Huellas de la Leyenda, auspiciada por el Banco de Reservas, que recoge cuentos o relatos de diferentes autores, con el tema de la ciguapa, considerada por los estudiosos como la auténtica leyenda dominicana. Actualmente, tiene en preparación un libro que cuenta con las ilustraciones de Liubóv Balanutra de Javier, artista especializada en diseño e ilustración de libros e impresos. Este libro simboliza, la tremenda preocupación de la escritora por demostrar que los libros dirigidos a los niños son objetos preciosos que combinan el arte literario con el arte del dibujo o la ilustración, incluso otros, pero siempre en armonía para elevar el valor del libro como fuente de disfrute y conocimiento. Entre sus libros se encuentran: Creatas e IlustrotesTriche el Manatí y otros cuentos para niños, Lo que no se te ha perdido, Fabulas y Fabulillas, La O de María (cuentos de sirenas), y El Balandro Azul, poemas del mar Caribe. Ha colaborado con los programas radiales culturales El Gran Musical, VIVA, F.M. y en la sección de artículos en Ventana, Sección Cultural del Listín Diario y en su revista infantil el Compás. Productora y conductora del progama radial UN DON DIN, dirigido a la infancia que se transmitía por Radio RED FM 1998/1999.



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